A Sara Mañas
Cara de porcelana, del cielo ángel pareces,
bailarina, al son giras para marcar las huellas
de la dulce armonía, son tus giros centellas,
y de esplendor reluces, con tu danza estremeces.
Cual grácil mariposa te elevas y te creces,
brazos de nieve y nácar que buscan las estrellas,
de junco tu cintura, y tus manos tan bellas
aletean, paloma que en tu vuelo floreces.
Hermosa bailarina, que ahora ríes, luego
lloras, y que permites que tu corazón vibre
y a tus ojos afloren todas tus emociones.
Mi dulce bailarina, de pura miel y fuego,
tu alma y tu cuerpo entregas en la danza, ¡eres libre!
Y son ascuas tus labios preñados de ilusiones.