Pintar quise el Salar Atacameño
nunca lo hiciera, Dios de las alturas,
prometo sobre Sacras Escrituras
no seguir nunca más con tal empeño.
Encerrar quise en lienzo tan pequeño
de la arena fulgores y hermosuras
terminaron aquí mis aventuras
por prestado tomar tal desempeño.
Por pretender plasmar tanta belleza
falta de la experiencia y del talento
les ruego a los chilenos su perdón.
Y sobrellevo el triste desaliento
por mi gran osadía y mi torpeza,
mas lo intenté poniendo el corazón.
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