¡Qué tristemente gimen las guitarras!
Rasgan punzantes semejando sollozos
fieros que me esclavizan como garras
de pantera. Yaciendo en calabozos
de olvido quiero desatar amarras,
que quiero recoger por fin los trozos
que de mi cuerpo quedan, y como arras
enterraré estos tiempos dolorosos.
Rescataré de la tiniebla mi alma
que se eternizará cual mariposa
libre, sin ligaduras, y abriré
mis ojos para ver la mar en calma
y el color delicado de la rosa,
y en libertad, de nuevo soñaré
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