Orfebre siempre fuiste de mis miedos
tejedor de los hilos de mi vida
te adoré sin cordura y sin medida
sin saber de tus artes ni tus credos.
Te fuiste como trigo entre los dedos
sin una lágrima en la despedida
mi corazón sangrando por la herida
encerró bajo llaves tus enredos.
No me vengas con lloros ni reclamos
que el amor que te tuve ya no existe
¿no quieras imponerme tu presencia?
Ya no recuerdes que me conociste,
que entendí al fin que nos equivocamos
y por ti sólo siento indiferencia.
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