Tu rosa de cristal quebró la suerte
se tiñeron de llanto los pañuelos
y, crespones y oscuros terciopelos
enlutaron las huellas de la muerte.
Parte de mí daría por volverte,
por ganar a la parca la partida,
con mis manos poder cerrar tu herida
y cobijar tu piel de cera inerte.
trémula de dolor y desabrigo
maldigo mi sombría desventura,
¡despiadado destino que no espera!
Y son, mis frías sábanas, testigo,
de que mi alma adolece de amargura
del acerbo brebaje de la tuera.
Septiembre 2011
De la Antología "Poética en Gredo"
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