Tu abandono cubrió con
negro velo
un mundo de ilusiones y de
antojos
de mi cielo cayeron las
estrellas
apagando las luces de mis
ojos.
Mi poema vibró con
desconsuelo
y agonizó la noche entre
nosotros
mi loco afán abrió sus
alas negras
planeando cual cóndor
tenebroso.
Me quedé con la risa
congelada
con la pluma y la tinta
entre mis dedos
y los ojos cegados por el
llanto.
Me dolí del desdén de tu
mirada
y lloraron las rimas de
mis versos
apagando la risa de mis
labios.
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