Qué duro el sino de la madre tierra
que al árbol le da vida y lo amamanta
lo acuna en su regazo y lo levanta
si cae , y lo cobija cuando yerra.
Su raíz alimenta en su interior
y lo abona con sangre de su vientre
sus hojas fertiliza para que entre
la maleza fulgure su esplendor.
Mas el árbol es cera moldeable
y solamente basta para verlo
derribado, un hachazo miserable.
Y ni el poder más fuerte garantiza
que un vil rayo no puede devolverlo
al vientre de la tierra hecho ceniza.
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